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¿HAY SABIDURÍA EN TUS PALABRAS?

Foto del escritor: Pastor Leonardo RodríguezPastor Leonardo Rodríguez

Nuestras palabras determinan quiénes somos y ellas muchas veces nos han metido en problemas. En ocasiones hablamos apresuradamente y en algunas hablamos sin pensar en cómo se siente la otra persona.


En la mayoría de las ocasiones nuestras palabras son una república independiente que pareciera siempre rebelarse de nuestro corazón y pensamiento. Hablamos sin pensar o no analizamos lo que una palabra mal dicha perjudicaría a una persona para siempre.


Son muchos los vicios en los que hemos caído a través del tiempo y entre ellos el usar nuestra boca para destruir. Nuestras palabras se alimentan de lo que somos, hablamos con maledicencias, incredulidad, pesimismo, derrota, odio y resentimiento. Nuestras palabras son como un cóctel de ingredientes que nos llevan a que ellas no sean de edificación para los que nos escuchan.


Nuestras palabras pueden bendecir o maldecir, construir o destruir, traer consuelo o heridas. Dios nos ha dotado de este don a los seres humanos, Él nos ha hecho a su imagen y semejanza y entre esa hermosa creación Dios nos ha dado la posibilidad de usar nuestras palabras como nosotros decidamos hacerlo.


La historia de la creación nos muestra a Dios diciendo una y otra vez: Y dijo Dios… luego de esta orden El Espíritu Santo ejecutaba con perfecta armonía y hermosura construyendo la más perfecta de las creaciones. Tal vez nuestra boca o nuestras palabras no tengan el mismo poder para crear como Dios lo tiene, pero nuestras palabras si pueden bendecir o maldecir a otras personas, una palabra de consuelo puede sanar las heridas de una persona deprimida pero una palabra de odio y rencor puede cambiar el rumbo de tu hogar. Nuestras palabras tienen mucho poder.


¿De que están cargadas tus palabras? Lo que hablamos es el resultado de lo que hay dentro de nuestro corazón, son la huella de quién somos en realidad, de lo que hay en lo profundo de nuestro ser.


Jesús dijo:


Lucas 6:45


“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.”



El Señor Jesucristo nos lo explica mejor, de lo que abunda en tu corazón tu boca hablará, de la profundidad de lo que has llenado tu alma tu boca estará gobernada.


Nuestra boca no es otra cosa que el canal de desagüe de una fuente muy profunda que tiene agua cristalina y limpia o por el contrario, tus palabras son una fuente de agua estancada y sucia que denota un corazón lleno de oscuridad y ausencia de vida.


Las palabras son una llave que te abre o cierra puertas, de tus palabras depende la bendición o maldición, tus palabras son vida o muerte para otros, por esta razón es importante ser honestos y reconocer que muchas veces nuestras palabras no nos identifican que somos de Cristo.


Proverbios 25:11


“Manzana de oro con figuras de plata Es la palabra dicha como conviene”


Aunque hay muchos versículos en la Biblia sobre cómo nuestras palabras deben ser de vida, mis ojos se han fijado en éste, ya que tiene una profundidad inigualable. Salomón hace uso de un símil donde compara la palabra dicha de forma conveniente con una manzana de oro con figuras de plata. El escritor de proverbios utiliza ésta comparación basando su conclusión en un elemento decorativo de alta joyería, él describe una hermosa pieza de oro con forma de manzana, o en otras versiones, una naranja con bellas figuras o flores de plata, de por sí sola ésta descripción que vemos aquí es una figura única que es elaborada por artesanos orfebres que con mucho detalle y un alto costo sería una joya decorativa que era digna de exhibición en las mesas principales donde se compartía con otros.


En decoración hay principios que son muy conceptuales y entre ellos son los elementos que usamos en la sala de nuestra casa o más específicamente en nuestra mesa de centro, a estos elementos se les da una importancia valiosa como lo es un elemento que genere conversación. Libros, floreros, álbumes o piezas de artesanía diversa son objetos que embellecen el ambiente y tienen un valor representativo de los cuales el anfitrión se siente orgulloso y busca hablar de ello para entablar una conversación alrededor de una pieza tan valiosa.


El escritor de proverbios nos muestra una comparación que nos enseña lo valiosa que es una palabra bien dicha y en el momento oportuno. Pero vamos más allá. La joya que describe Salomón tiene un significado valioso para nosotros, el oro en la Biblia es símbolo de la Divinidad de Cristo, recordemos que el arca del pacto estaba revestida con oro, esto representa la divinidad, lo glorioso y perfecto que es Dios, de igual manera nuestras palabras deben tener su esencia, su divinidad debe ser el material que prime en nuestras palabras, lo que hablamos debe mostrar a qué reino pertenecemos.


Nuestras palabras deben estar gobernadas e influenciadas por su palabra, alguien que se llame hijo de Dios, debe hablar con la misma esencia de su Padre. Así como el idioma para cada país es el resultado de su cultura, geografía e idiosincrasia así mismo nuestras palabras deben tener el sello Divino de nuestro Dios eterno.


Las manzanas de oro muestran el fruto de un árbol, nuestra boca debe dar fruto de vida y no de muerte, somos árboles plantados junto a corrientes de aguas que dan fruto. ¿Qué fruto da tu boca?, ¿Incredulidad?, ¿groserías?, ¿Maldiciones hacia otros? Dios quiere no solo que digas que perteneces a Dios sino que tus palabras sean fruto de vida para otras personas.


Estas manzanas de oro tenían figuras en forma de flores de plata y la plata significa redención, el pago de nuestro Señor Jesucristo que mediante su sangre nos redimió de la condenación eterna. La Justicia de Dios por nosotros está en su hijo Jesucristo. Los detalles de las rosas de plata deben ser la redención y la obra de Cristo en nosotros. Nuestras palabras deben ser el resultado de su obra en nosotros. Aquel que proclame la cruz debe haber crucificado su forma de hablar juntamente con él.


En muchos púlpitos se habla del viejo hombre pero nuestra forma de hablar a otros sigue gobernada por la oscuridad y la incredulidad. Qué importante es que Cristo gobierne nuestro corazón para que nuestras palabras sean bien dichas y en el momento oportuno.


Su Divinidad, su redención y su fruto deben ser la esencia de nuestras palabras, que los que nos escuchen lleguen por sí solos a la conclusión que Jesús mora abundantemente en nuestro corazón. Que aún en la más mínima discusión las huellas de la cruz estén reflejadas o en el momento más oscuro de nuestra existencia su luz sea proclamada a través de nuestra boca.


Pienso que Salomón vio esta hermosa joya mientras hablaba con algún otro rey, tal vez el oro refulgente brillaba en medio de la conversación, su hermosura era la protagonista de ese lugar, así debe ser tu forma de hablar, con prudencia y sabiduría, siempre bendiciendo al otro. Que Jesús hable y edifique a través de ti, que su amor y su divinidad sean el tema al que siempre lleguen todas tus conversaciones.





 
 
 

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